Ramón María Vadillo Carazo

Eterno aprendiz, nacido en Baracaldo (Bizkaia) un 15 de Junio del 67. Por nombre me pusieron Ramón María, ávido lector; si bien pésimo estudiante. Amigo del disfrute y aventuras; desde muy joven y hasta hace bien poco tiempo. Parado de larga duración (5 años, de ahí el “hasta hace bien poco tiempo”) motivo por el cual y para no desperdiciar el tiempo me convertí en aprendiz de escritor; emborronando así, inmaculados lienzos a diestro y siniestro. Cinco años torturando sin piedad a las siempre difíciles -para servidor- palabras. Tal y como comprobareis en breve; tanto en Prosa como en Verso.

En relación a las “Medallas” alguna hay, como también unos pocos reconocimientos a participaciones, aunque si se preguntan por el Pulitzer, aviso que de momento carezco de él.

Mi blog: http://rvadillo-montxu.blogspot.com/

Su poesía :

Y del aire; Una mariposa

 

 

Como gitanilla de alma armoniosa.

Que no es cualquier cosa, que apasionaste

y al aire alegre, siendo mariposa.

Y al aire danzas, y al aire besaste,

¡Ay! mariposa de tímido vuelo

¡Danza y besa! en éste mi desconsuelo.

Poetisa eres, brotadora de rosas,

versadora hechicera de ojos negros.

Tus labios, tu boca, a mi alma expresas

el sentir libre de besos sinceros.

Policromía ardiente y gitanilla.

Ritmos y cantos; beso a manzanilla.

Y al alba, un ánfora llena en rocío.

¡Ay! mi bella y hermosa mariposa,

que libaste de el por ser solo mío;

vuela tu cuerpo tibio; En mi, reposa

siéndome verso o prosa, bailadora

de llantos y cantos, que mi alma adora.

Ramón María Vadillo Carazo

Gadafi el Bárbaro ¿y nosotros?

Siendo como es y ha sido

-¿O acaso es nuevo el susodicho?-

Terrorista, asesino y burlón.

Reíanle en décadas sus extravagancias

-¿acaso no regia un pueblo ayer?-

El mismo pueblo que yacía y yace moribundo;

Por exiguas ganancias para aquellos,

para aquellos, que reían sin sonrojo,

sin lágrimas, sin ética, ni moral.

Y hoy le tachan, ¡Sí! hoy le acusan,

y no ayer.

De cruel dictador, y malvado asesino.

-¿acaso es nuevo el susodicho?-

¿Será acaso como única verdad, la crisis?

¿Será acaso como única verdad, la codicia?

Será, como es, y siempre ha sido;

El hombre, la mayor crisis para el hombre.

Será, como es, y siempre ha sido;

La violencia, camino de libertades muertas.

¿Se sentará un día el hombre para hablar?

Obviando la ira, codicia, religiones…

¿Será un día el hombre libre?

¡Aquel!, el que dialoga en distintos idiomas,

y es capaz de entenderse.

¡Aquel!, que como todos;

Es capaz de ver un mismo atardecer.

Aquel que sonríe,

ante la risa del primogénito ajeno.

Aquel que se cala,

cuando llueven lágrimas ajenas.

¿Seremos un día, conscientes, de que el Yo mata?

Gadafi el Bárbaro;

¡Si! ciertamente siempre lo ha sido;

Pero al menos el bárbaro, no ha cambiado.

Y nosotros; ¿Que somos? ¿Que pretendemos ser?

¡Tan distintos! y tan iguales a la vez.

Sin Acritud

Ramón María Vadillo Carazo

 

Amores "malditos"

 

 

Y seré; aquel maldito que vague por los senderos oscuros y escondidos de tu mente, apareceré en tus sueños más tiernos destrozando todo aquello bello que creas haber soñado, asesinaré con total indiferencia todos tus deseos más profundos, llevándote sin piedad a mi lado oscuro.

Allí comprobaras y te mostraré, aquello que jamás te atreviste a soñar. Acariciare tu cuerpo con tus deseos más opacos, aquellos que aún deseándolos evitas por recato.
Y tus lágrimas serán placer, locura, deseo irracional. Volarás junto a mí por los dominios nacidos del fuego negro de mi mente, tu cuerpo arderá deseos por los poros que libaré hasta agonizarte.

Tus tersos pechos llenos de lujuria clamarán sosiego mientras jadeas dolor apasionado, mis labios rozaran abrasándote tu sexo, mientras tus manos desgarran al aire, hoy, éste casi ausente, y volaremos penetrándonos los cuerpos sin piedad, siendo como siempre fuimos uno. Y ambos ¡Malditos! yaceremos entre nuestro fuego apasionado, hasta consumirnos para toda la eternidad.

Ramón María Vadillo Carazo

Tú, mi sirena luz

I.

Surco tu mar, entre las voluptuosas

¡Si! Amor, tus cálidas olas de néctar.

Cuál pirata buscando en ti las rosas,

el bello tesoro, el todo, aquel cantar

de melodías de amor asombrosas,

las nunca escritas, por ser el musitar

único, en sirenas de luz nacidas

y que en lechos de amor son florecidas.

II.

¡Ay! mi sirena, mi bella y hermosa,

que entre el horizonte y la mar te escondes.

¡Dame luz! a éstos mis ojos preciosa;

guíame entre éstas mías enormidades,

y llegar a tu sonrisa graciosa.

Rescátame con tu voz y bondades

de éste mi oscuro y negro abismo frío,

pues soy hombre de luz, cariño mío.


Ramón María Vadillo

Soy todo aquello que no permanece

I.

Despierto al día, más ido que cuerdo

latir de un corazón desesperado.

Empapado de tú amor, del recuerdo

cálido, en tú abrazo casi olvidado.

¡Frío es el olvido en el que me pierdo!

sin tus ojos, tú cuello adorado.

Recuerdo, olvido, recuerdo olvidado

de todo aquello bello que me has dado.

II.

Más muerto que vivo, al alba despierto

sintiéndome preso al amor pasado.

De albores y ocasos estoy cubierto,

en losa cruel de un recuerdo atrapado.

Grita mi pecho ardiente, roto, abierto

en un cielo gris, negro, atormentado.

Me abraza la negra sombra que yace

en mi cuerpo, y en mi mente subyace.

III.

Soy un río sin cauce, erosionado.

Soy árbol de raíces marchitas, mudas.

Soy el ave ciego que abandonado

salta del nido al vacío sin dudas.

Soy campo de siembra en aquel tornado

arrancador de semilla y ternuras.

Soy todo aquello que no permanece

ni un instante, ni beso, ni amanece.

Ramón María Vadillo