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lunes, 22 de agosto de 2011

Israel Agudelo Castro


Colombia.

Su obra :

YO ESCRIBÍA



Yo escribía mis versos, pero no sabia
para quien los escribía, hasta que llegaste tù.

Tù, la de carnes ardientes, la de senos  de pomas,
la que invadiò el templo sacrosanto de mi cuerpo,
la que eclosiono los girasoles de su piel,
con un bombardeo de besos...

Tal vez mañana,
me desvele pensando en ti,
porque ya no sienta tu sudor,
porque ya no te sienta al lado de mi cama.


Pero poco importa...
navegue...navegue en mi bajel guerrero
sobre las tòrridas playas de tu cuerpo
y me bebì tu vino delicioso,
tambièn tu miel, tu sangre...
y en esa danza frenètica,
entre los anillos de fuego de tus brazos
fallecì... fallecì lamiendo el mador salado
de tu vientre y entonces comprendì
para quien escribìa mis versos...




BELLA PALMERA


El sol de Llanogrande que ilumina el paisaje,
cuando sale, allá, en la altiva montaña,
también te ciñe y te besa cuando baña
con sus áureos rayos tu cuerpo de Venus salvaje.

Tú, ceñida en tu frágil y pequeño traje,
dejas entrever, tu desnudez increíble y... extraña,
y yo, aguerrido y sensual, quisiera cual la araña,
recorrer cada poro de tu piel y... en ese amaraje,

que se forma en tu ombligo de miel y trigo moreno,
-con el cual el sol hechizo a las paganas diosas-,
morir...morir besando ese botón rojizo de tu seno.

Desde luego, que quien así me viese, supiera
que estoy cautivo, de esa semejanza voluptuosa
que tienes tú, con una hermosa palmera.


Israel Agudelo Castro






Amigo ser poeta es cosa difícil

Porque es ir contra las reglas
Impuestas por los calandrajos
Desde siglos atrás hasta la fecha.
Más no importa ¿quién soy yo?
Si sólo soy yo y mis emociones,
Pero puede que también sea algo más...
Porque yo soy amor...
Porque soy un augur...
Soy un misterio, amo lo desconocido.
Soy un apasionado por esencia.
Amo a mis dos últimos hijos
Como si fueran los primeros.
¿Quién soy yo? ¿Soy un poeta?
La verdad no lo se.
Quizás no soy nadie,
Quizás exista en el presente
Pero mañana  estaré en el camino del olvido.
Confundido estoy, no soy quien soy,
Ni quien fui, ni quien seré.
Yo soy nada entre la niebla de mi origen,
A veces no veo la luz y deambulo por la vida
Dando tropezones hasta  darme cuenta de la puta realidad.
A veces cuando amo soy el sol que broncea
La piel de mí amada dulcemente,
Soy a veces el agua de su ducha
Que jugando con su cuerpo no quiere dejarla escapar,
En fin, yo soy el poeta, el que lo perdió todo,
El que es un mendigo por los caminos de la vida,
El que beso su cuello apasionadamente
Y hoy sólo lleva entre sus manos   
Un puñado de cenizas de su amor.
Por eso no renuncio a ser poeta,
Porque tengo la palabra como arma de defensa.

Israel Agudelo Castro




AVERNO




Hoy rondan por toda la ciudad,
Con pasión hechizante ¡ninfas hermosas!
De undosas cabelleras; ¡luminosas!
Con garbo y gran majestuosidad.

Pero, de todas estas doncellas, sólo una
Me importa: la ungida por los dioses,
La que irradia cromáticos fulgores,
La que siempre ansío. ¡Como ella ninguna!

Y... amo su cuerpo y el lugar que la rodea,
No importa el cancerbero que su casa merodea.
Yo anhelo su cuerpo núbil, con deseo profundo.

Soy divino augur. ¡Soy por el amor eterno!
Y, por tenerla desnuda, arderé en el averno
En éxtasis sensual, ¡lejos de este mundo!


Israel Agudelo Castro




¡Oh, hechicera de ojos brunos!
Yo anhelo tus senos procelosos
para ulular mis himnos raucos.

Yo sólo amo tu amor, ¡oh hechicera mía!

Porque contigo, al final de mi existencia,
estoy erigiendo mi gitana tolda aventurera.

Yo soy tu bajel.
Él que discurre indolente
entre tormentas duras o apacibles vientos,
bajo oscuros días financieros
o bajo la luz de plata de la luna
forjando tu histórico destino.
Hechicera mía:
Fragantes zumos de hierbas mágicas
son tus besos que mi pasión enervan,
mujer de angélica luz...
y a la vez vampira apasionada de la noche;
cándida cervatilla, encuentro en ti,
el excelso aroma de tu vientre,
de tus suspiros... de tu sonrisa.

También, tu amor áspero y ledo
y a veces venenoso, pero poco importa
yo sólo amo tu amor, hechicera mía,
porque yo agonizo, erguido jubiloso y
entre los pétalos purpurinos de tu sexo.


Israel Agudelo Castro

3 comentarios:

  1. Gracias por colaborar en Escritores .Bienvenido a este Hogar literario.
    Un saludo

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  2. Israel bienvenido a esta tu casa amiga de letras.
    Un placer leer tu obra.

    Saludos de MA.

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  3. gracias por representar tan efimeramente la poesia colombiana, se nota tu excelso en las odas de tu imaginación hacia el infinito del amor...

    BARACK OSAMA

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