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jueves, 9 de febrero de 2012

Jaime B. Rosa



Bellreguard, Valencia, España, 1949. Dr. Filología, Dr. Literatura. Novelista. Poemarios publicados: Nubes digitales (1974), Océano claxon (1979), La estación azul (1980), Yo, leopardo (1982), De rizo soplo (1984), Lugar de polen (1993), Mar textil fragmentado (bilin. 1999), Antología poética (bilin. 1999).

Su Obra :

EN LA FRONTERA





En la frontera 
entre la lluvia y el alma
se extienden avenidas muy largas,
aún no construidas,
edificios tristes con casas
aún deshabitadas.

En esa frontera
la lengua del viento
azul como el cansancio
nos revela el color de la lumbre
el dolor de la leña que arde
el pudor de la tierra podrida
que se oculta bajo la ceniza.

Más silencio hay en la profundidad.
Lo posible no somos nosotros.
Sólo
de las ingles de los dioses
brotan rosas de escayola,
sólo
la luz asume nuestros trazos
las palabras que nos vacían
los lagos helados que nos sonríen
por su lado muerto.

En la frontera
existimos porque escapamos
entre los últimos fulgores
de un sol partido y devastado, 
de nosotros mismos

Jaime B. Rosa


SENTIMOS LA TIERRA



Sentimos la tierra
como una manzana cuadrada y masticable
como una diagonal del viento
como un sueño que suena
a oasis perdido
a sombra alargada
a sol que se apaga por deducción extrema
a faro plural de cambiantes facetas
que ilumina el mismo filo de la noche.

Sentimos la tierra...
sentimos la tierra como una flor inmensa,
vasta como el principio de un largo camino.
Anoche y ayer
sentimos la tierra
como la sombra triste
de otros olvidos.

Jaime B. Rosa
            

POR TU CÁLIDA SONRISA



Por tu cálida sonrisa
conozco
el clima de tus dedos
pero olvido
en qué calles trenzamos
nuestras vidas,
en qué sillas
nos sentamos
para frenar
el peso de la tarde
que nos vence
desde dentro
con la rotundidad
de una herida.

Entre tus tinieblas y las mías
juntos añoramos
un destino
distinto
a la muerte
que nos penetra
paso a paso,
los nombres y las cosas
que dejaron en nosotros
su huella singular,
tantas sensaciones desconocidas
con sus sombras ondulantes
junto al fuego
quebradas y abolidas.

Como lo oculto guardado
en un rostro que calla,
acaso el ocaso nos aprieta
con su cimitarra lumbar
que interroga al dolor, 
acaso el ocaso nos despide
en el enclave exacto
de una tarde oscura
en que la sangre
mancha para siempre
el eterno retorno
de un lejano amanecer.

Jaime B. Rosa
        
EN CUALQUIER LUGAR



En cualquier lugar
el otoño es una perspectiva
una orilla que a veces nos separa de la luz.

Desde la profundidad
perfilo lo que me apura no dar:
el trazo de una explanada triste
el trigo que dábamos a las palomas
el agua clara que gotea
sobre un libro abierto
un eco detenido en la nieve.

En cualquier lugar
al otro lado de los rostros
la arena no existe
pero el mar nos declina
de aquí a la eternidad.


Bajo la forma
un ámbar
profundo
una cítara
de plomo mate
un árbol
de cifra azul

La cadencia
del ser
y del tiempo

Jaime B. Rosa

POEMAS CUÁNTICOS DE  JAIME B. ROSA




                      I

La náusea
Un martillo de cobre
Que golpea la unidad
De los seres evanescentes
La impalpable dimensión
De las formas permeables
A toda latitud
A los cascabeles del rocío

En su enfermizo sedimento
Abrasa al fuego
Fluye con la inclinación
Del peso que impulsa
Al mercurio
Que espesa la nada

Su sombra
Redondea las lágrimas del mundo
Augura otros territorios
De inconmensurables espacios
Orlados
De argumentos contundentes
Que difuminan
La existencia.

              II

Todos los perros ladran
A la misma flor
Orinan a la luz
Y muerden a las rosas
Que nos perfuman

Conocimos la nieve
Cuando era incongruente
Tener frío

En nuestra conciencia
Serpientes de cera
Rompen los tobillos de Dios

En toda manzana sana
Hay golondrinas podridas
Y cabezas de ciervo
Que miran a los muertos
A medrosas sílfides
A escuetos emblemas cifrados

En cada órgano conciso
Hay una nube de pájaros
De acero rotundo
Un eco
Que muestra
Nuestro ángulo
Más oculto


      III

La conciencia
Es lo que la luz nos ofrece:
Una cereza en el abismo
Dudosas intuiciones
Eternas medidas traídas
Directamente del sol

Bajo al nivel de la noche
Y me siento un cristal opaco
Una falsa ventana al mundo
Una obra inacabada
Que delira entre los lirios
En una casa curva
Cuyas columnas
Retan a la gravedad

Me aproximo
A la cámara de los números
Descubro un difuso espacio de novicias
Que acarician sus almas con sus nucas
Rumores vagos
Globos de espuma ingrávida
Cráneos de ola
Y hombres siniestros
Que roban la pasión
A los caballos

La conciencia es luz
Vital cadencia
Grito
Dolor

      IV

Fluye el mundo
Por la diagonal
Del tiempo
Por los caminos invisibles
Del agua
Desde la primera aurora
Hasta el último umbral

Al otro lado de la noche
Hay brisas
Que siembran en el mar
Increíbles paradojas
Llenan los huecos
El vasto firmamento
De oscuras perlas muertas

El mundo
Es como nunca
Nadie
Dijo que era:
Infinitesimalmente
Idéntico
Al todo
Inconmensurablemente
Igual
A la nada


       V

Las causas
Son palomas de alguien
Congruentes péndulos
Que al oscilar
Golpean la nada
En su absoluto perfil

Entonces
Las gatas negras
Sangran por sus bocas
Las larvas
Se prolongan
Y el mar
Bascula categóricamente
En su plenitud

Nada hay en el fuego
Sino pura inercia  y conchas
Que guardan
Una intimidad abstracta
En su hueco
Equiparable a la noche

Algo impugna las sombras
Del otro lado del mundo
El mercurio
Tumba los átomos
Y aplasta a los ángeles
Que olfatean a Dios
En su fuente densa

Jaime B. Rosa

1 comentario:

  1. Gracias por tus poemas y bienvenido a esta casa de las letras donde tu aportación es un sustento más de vida.
    Un saludo

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